7 Mitos Comunes sobre la Crianza de los Hijos: Desmentidos y Explicados con Disciplina Positiva
La crianza de por si es un trabajo sumamente difícil. Admitirlo es liberador, porque pensamos que el que se nos haga fácil nos hace mejores madres. Las creencias tales como esta, suman a lo retador que puede ser criar, especialmente hoy en día. Con disciplina positiva y crianza consciente, podemos mejorar en gran manera la conducta de nuestros hijos para que se porten bien sin amenazas, castigos o berrinches.
Por esto, para ayudar a identificar conceptos erróneos y saber qué hacer en vez, les presento 5 mitos y creencias comunes sobre la crianza.
Mito #1.Responder a tu bebé, dar afecto y tenerlos en brazos "lo malcría"
Este mito viene de la creencia de que deben aprender a ser independientes y no depender de ti y que, si dependen de ti, pues no podrán ser autosuficientes.
La realidad es que no se puede malcriar a un bebé satisfaciendo sus necesidades y dando afecto. El contacto físico y la cercanía a sus cuidadores es una necesidad igual que comer. Es tanto así que se ha demostrado que el contacto amoroso es la mejor manera de ayudar a un bebé a regularse y crecer, en muchas ocasiones salvando vidas de bebés prematuros o frágiles al nacer.
Los bebés son dependientes y necesitan serlo con seguridad para lograr ser autónomos con seguridad.
Sujetarlos y satisfacer sus necesidades de manera sensible no conducirá a nunca despegarse de ti, todo lo contrario. De por si la agenda de la naturaleza es que maduren, se desplacen y se aparten a medida que estén listos y necesiten cada vez menos de ti.
El deseo innato de conectar con los bebés y llenar sus necesidades está programado en los padres, especialmente en mamá y en este sentido es clave re conectar con el instinto y esa capacidad inherente de maternar que te impulsa a pesar de cualquier creencia.
Incluso, la evidencia ha demostrado que los padres cariñosos y receptivos que llenan constantemente las necesidades de sus bebés suelen ser niños mejores comportados, con mayor seguridad, autoestima y desenvolvimiento en general. Aquellos padres que implementan conceptos de disciplina positiva y crianza consciente, crian niños más independientes, que respetan a sus padres y hacen menos rabietas y berrinches.
Mito #2. Las rabietas es una fase que pasará sola y sino, requiere de castigos y disciplina para remediarla.
Cerca de los dos años los niños comienzan a desarrollar curiosidad, más movilidad y prueban su autonomía. Empiezan a querer hacer más cosas por si solos y a retar más los límites. Cuando los adultos interfieren en este proceso ya sea porque quieren ayudarlos, poner un límite o incluso para protegerlos de peligro, eso puede ser frustrante para los niños y comúnmente se puede manifestar en forma de rabietas.
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La razón por la que los niños pequeños reaccionan de este modo es que aún su cerebro inmaduro y en desarrollo no sabe regular sus emociones y si lo ignoramos, castigamos, u obligamos a reprimir lo que sienten no aprenderán formas de calmarse por sí solos. Al no poder expresarse en espacios seguros con adultos que puedan apoyarlos en el proceso de regularse, regulándose ellos mismos y modelando, es natural que los niños desarrollen mecanismos como reprimir sus emociones, esconderse, evitarlos y otros no pueden encontrar una solución constructiva y las rabietas sean persistentes.
Ambos casos pueden tener efectos perjudiciales a largo plazo provocando dificultades de salud mental. Por lo que es importante que los padres puedan reconocer sus propias oportunidades de regulación de sus emociones para modelar y enseñar activamente la regulación de estás a sus hijos.
Mito #3. Los niños son resilientes y superan lo que sea
Este dicho se utiliza como una forma de minimizar los efectos del trauma, las dificultades o el estrés en el cerebro en desarrollo de un niño. Implica que la resiliencia conocida como ‘la capacidad de recuperarse sin demasiados síntomas’ es un rasgo innato con el que nacen todos los niños.
Esta creencia implica que pasar por cosas difíciles simplemente hace que los niños se fortalezcan automáticamente por lo que no importa que, estarán ‘bien’. Este no es el caso.
Este dicho común no sólo es erróneo sino también peligroso. La resiliencia es algo que debe aprenderse y fomentarse a través de un vínculo de apego seguro y acompañamiento en situaciones de dificultad. Esta, ¡no se desarrolla por sí sola!
Y mucho menos debemos crear ambientes traumáticos, difíciles y situaciones adversas para "fomentarla". Esto solo logra el resultado adverso.
Mito #4. “Yo salí bien” para justificar prácticas de crianza que no son respetuosas
Uno de los mayores mitos es el uso de esta declaración para justificar prácticas tradicionales de crianza o cómo fuimos criados nosotros.
Decir esto es como decir que te atropelló un carro en tu infancia y a pesar de eso saliste bien y tienes mucho éxito. Entonces, ¿ser atropellado por un carro debe ser bueno o al menos no perjudicial para tus hijos?
Es algo así la lógica cuando justificamos las decisiones de crianza con “yo salí bien”, “se ha hecho durante generaciones” o “me dieron pelas, y yo estoy bien” Esta creencia viene también de proteger esas lealtades al sistema del cual vinimos o fuimos criados. Sin embargo, hay que reconocer que cosas pudiesen o pueden ser diferentes, no implica que estés mal o vayas a estar mal.
Mito #5. Los niños necesitan castigos para aprender
Castigar no es la única forma de enseñar y de hecho más que enseñar instaura una respuesta puramente basada en motivación extrínseca y/o temor. Hay muchas formas mejores de ayudar a los niños a aprender.
La evidencia nos muestra cada vez más que la conexión y relación padre e hijo es una de las formas más poderosas de satisfacer las necesidades de los niños y motivarlos a seguir las reglas y aprender.
Los padres que utilizan el castigo pueden cambiar el comportamiento de sus hijos a corto plazo, si verdaderamente funcionara el castigo, no tendrían que volver a utilizarlo.
Cuando los hijos se sienten vistos, conectados, respetados y en una relación cercana con sus padres, es más probable que adopte sus valores. Entonces, si valoras el buen comportamiento, es más probable que lo hagan voluntariamente, sin necesidad de castigo. Pero imponer consecuencias punitivas daña regularmente la relación entre padres e hijos. Construir esa relación sana es lo más importante a la hora de educar y disciplinar.
Estos mitos pueden ser la razón por la que no ves cambios positivos en tus hijos y tu hogar sigue sumergido en caos.
Hay una mejor forma de educar, que fomenta tu vínculo con tus hijos, les hace más abiertos a escucharte y dejarse guiar.
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